Proceso de adquisición de habilidades y destrezas psicomotoras

Artículo

Charo Dávalos R.

En este articulo intentamos sustentar el proceso de adquisición de habilidades y destrezas psicomotoras, movimiento que se va dando en el ser humano desde que nace y cómo se va afinando a través de la maduración y las experiencias propias, dado que estas etapas son las que se suceden en el niño durante su paso por la escuela básica y resultan por tanto, motivo de estudio para el educador puesto que su labor docente incide en el desarrollo de la motricidad en el educando.

La adquisición de patrones de movimiento

La conducta motriz es de particular interés para muchos investigadores, debido a sus numerosas implicaciones neurológicas, y porque la capacidad motriz del niño constituye el punto de partida en la estimulación de la maduración.

De acuerdo con el modelo de desarrollo de Seaman & De Pauw (1982), los primeros años de desarrollo motor del niño se caracterizan como de estimulación infantil. A partir de una base neural innata, se construye el instrumental de movimientos reflejos, los cuales, como sostiene Harrow (1983), estos son los precursores de los movimientos básicos o fundamentales.

Roberton (1978) ha procurado establecer en varios trabajos una fundamentación teórica en el estudio de la secuencia del desarrollo de los patrones fundamentales de movimiento, tomando como base el concepto de estadio de desarrollo de la teoría piagetana, analizando los principios de intransitividad, en el cual todos los niños pasan por el mismo orden de estadios, y el principio de la universalidad, en el cual todos los niños pasan por todos los estadios.

Pues bien, el progreso gradual y ordenado de las primeras habilidades motoras, por ejemplo que lleva al establecimiento de la postura recta fue evidenciado en las investigaciones de Shirley (1931). Su estudio, determina que el control motor es establecido primero en la región de la cabeza y la nuca, pasando enseguida para la parte superior del tronco y los brazos. Y esos cambios, están firmemente asociados con la maduración del sistema nervioso central.

Por su parte, según el estudio de Corbin (1980), los años de escuela primaria (antes de los 12 años de edad), son años de aprendizaje de las habilidades motoras y después de los 12 años de edad, son los años de refinamiento de las habilidades.

Gallahue (1982) llama a esta fase: movimientos fundamentales, comprendida entre las edades aproximadas de dos a los siete años. Las habilidades motoras fundamentales, según el especialista, pertenecen a esta fase, con un perfeccionamiento de los movimientos rudimentarios. En este período el cual esta involucrado activamente en la exploración y experimentación de sus capacidades motoras.

Dicho investigador divide la fase de movimientos fundamentales en tres estadios: Estado Inicial, el cual representa la primera meta orientada que el niño intenta ejecutar. Su movimiento es caracterizado por la secuencia inapropiada, uso marcado o restricto del cuerpo y una coordinación rítmica pobre. En otras palabras, casi no hay integración espacial y temporal. Luego le sigue el Estadio elemental, correspondiente a los niños de 3 a 4 años de edad que presentan una gran variedad de habilidades en el estadio elemental. Luego viene el Estadio maduro, el cual es caracterizado por la eficiencia mecánica, coordinación y performance controlada. De 5 a 6 años de edad el niño puede y debe estar en el estadio maduro.

Esta opinión es corroborada por la investigación de Hottinger (1980), quien concluye que en el periodo de los 2 a los 6 años que es la primera infancia, representa un período de significante aprendizaje. Y es que la mayoría de los patrones fundamentales de movimiento en su opinión, se desarrollan a un nivel más o menos alto, cuando hay un ambiente que proporciona amplias oportunidades.

Resultados y  habilidades motoras

Estos estudios junto a otros, revelan entre otras cosas, que los patrones motores fundamentales ocurren en el niño durante el primer año de vida. El los elabora a partir de movimientos reflejos innatos. El comportamiento común básico, como el de seguir visualmente un objeto, alcanzar, agarrar y manipular, progresa a través de estadios de desarrollo tales como los de arrastrar, gatear y andar, emergiendo en el niño de manera altamente patronizada y previsible.

Asimismo, que muchas de las habilidades motoras básicas serán perfeccionadas en el primer estadio, teniendo su inicio antes de los dos años de edad. De esta manera, el caminar, por ejemplo, es básico para el desarrollo de otros patrones de movimiento. Este es el tiempo para descubrir como desempeñar una variedad de movimientos de locomoción, manipulación y equilibrio. Primero de formas aisladas y después combinadas unas con otras.

Otro punto en concordancia de las investigaciones señaladas, es que los cambios en los estadios de desarrollo ocurren de forma segmentaria y no en forma total, o sea en un mismo instante de tiempo, un niño puede estar en el estadio rudimentario, respectivamente en la acción del brazo y del tronco en el lanzamiento. Por ende, aunque los patrones fundamentales de movimiento sean de gran importancia para el ser humano, el no nace con el dominio de ellos.

Conclusiones

Los resultados obtenidos, permitieron determinar que la adquisición de los patrones fundamentales de movimiento es de suma importancia para el dominio de las habilidades motoras. Es aquí donde la educación física adquiere un papel fundamental en la medida en que ella pueda estructurar el ambiente adecuado para el niño, ofreciendo experiencias, y como auxiliar y promotor de desarrollo. No es pequeño el número de individuos que no alcanzan el patrón maduro en las habilidades básicas, presentando un nivel rudimentario en estas habilidades, lo que perjudicará todo el desarrollo posterior.

Por otro lado, también es necesario resaltar que un aspecto concordante en las diferentes investigaciones, es que las fases o estadios que caracterizan la adquisición de patrones de movimientos, aún cuando siguen una jerarquía en su aparecimiento, no son relacionadas con la edad cronológica. Y es que tiempo que cada niño permanece en una fase y la rapidez con que él pasa de fase en fase, es determinada, principalmente por las diferentes individuales.

Además, las experiencias de movimiento para mejorar las capacidades de equilibrio del niño posibilitan el desarrollo de la adaptación o ajustes posturales necesarios para moverse en una variedad de formas, usualmente diferentes y frecuentes en relación con su centro de gravedad, y base de sustentación.