martes, 26 de julio de 2011

Esquema corporal y Lateralidad

Ensayo
Charo Dávalos R.
Conceptualización
          El término esquema corporal no es el único utilizado para definir este proceso de estructuración que culmina con la toma de conciencia de la unidad cuerpo – espacio y tiempo. De esta manera, el esquema corporal sigue estructurándose a lo largo de toda la vida, conforme el ser humano va evolucionando y posteriormente involucionando, al mismo tiempo que los cambios del medio y sus circunstancias van exigiéndole constante reajustes emocionales, mentales y relacionales, íntimamente ligados a la motricidad.
 Proceso de estructuración
          La función tónica va regulándose progresivamente de acuerdo con el equilibrio que se establece de manera continua y permanente entre los estados de relajación y contracción muscular. Al respecto, el movimiento reflejo aun cuando llega a nivel medular, constituye la base del movimiento intencional y voluntario. Está ligada a la estructura neurológica y a su correspondiente maduración. Este es el comienzo de la estructuración de la organización psicomotora que se caracteriza porque los movimientos reflejos se acompañan con el inicio de la estructuración tónica.
Funciones de constitución
          Lo relacionado con el tono, se constituye progresivamente influenciado por las experiencias corporales directas con los demás. El diálogo tónico iniciado en la relación madre-hijo, se amplia progresivamente al grupo familiar y social. Esta se encuentra estrechamente ligada a las actitudes: y las reacciones tónicomotoras están en relación con las emociones y su expresión espontánea.
          El segundo sistema que reconocemos como diálogo cinético o de motilidad, y surge íntimamente relacionado con el que se acaba de indicar. Integra toda aquella actividad motora propiamente dicha, que se ve, y que hace posible la comunicación directa. Dicho proceso también se cumple progresivamente, y está sujeto a las leyes de maduración del sistema nervioso, al afirmarse la coordinación neuromuscular que otorga al movimiento la precisión y ajuste necesarios a la acción.
El sentido del espacio
          Hasta antes de los 3 años, el espacio en que se mueve el niño es un espacio funcional, esto es, sus desplazamientos son siempre vivenciales, ya que surgen en función de las necesidades. Entre los 3 y 7 años, el niño va alcanzando una nueva configuración del espacio. Conforme va cambiando las posiciones de su cuerpo y pasando desde la horizontal o de cúbito a las más altas, hasta llegar a la posición bípeda, va elaborando su espacio postural.
          Mas adelante, surgen las nociones arriba/abajo, dentro/fuera, adelante/atrás, así como de las distancias cerca/lejos. Luego, con la autonomía de las nociones espaciales, y conforme va afianzando su lateralidad, el niño va teniendo mejor idea de su espacio vivido así como una mejor conciencia de su elaboración.
          Hacia los 6 años, el niño es capaz de tomar conciencia de la diferencia entre derecha e izquierda, lo que se pone de manifiesto cuando lo verbaliza en el acto mismo y menciona su situación y traslación en el espacio general. Terminado este proceso de lateralización, generalmente a los 8 o 9 años, cuando el niño es capaz de verbalizar derecha e izquierda en la acción misma y de acuerdo con el proceso señalado, surge una clara representación espacial, con lo que se ha estructurado el esquema postural.
Sentido del tiempo
          Sobre este punto, se alude a que el niño no es capaz de aprehender el tiempo independientemente de su experiencia personal, tampoco discernirá las estructuras temporales antes/ahora/después, ni la situación relativa de los instantes entre sí: simultaneidad, alternancia, sucesión, ni la duración de las velocidades. Tendrá que recurrir primero a vivenciarlas y percibirlas corporalmente para interiorizarlas e integrarlas a su experiencia hasta conocerlas completamente.
Lateralidad y Psicomotricidad
          La lateralidad es un fenómeno morfológico en el sentido que representa una forma asimétrica dinámica, un principio significativo de asimetría funcional. Sociedades diversas han optado por la preferencia lateral derecha sobre la izquierda, lo cual ha sido evidenciado en las diferentes culturas y desde épocas muy antiguas, como la china, e incluso en el mismo reino animal, cada cual expresadas de diferentes formas y dimensiones.
          Las teorías que existen al respecto, han procurado explicar el origen de esta preferencia lateral. Una de ellas es la de la Especialización hemisférica, cuyo trabajo más importante fueron de lo Broca relacionados a la afasia. De esta manera, esta teoría nos habla en primer lugar sobre la existencia de funciones no específica de los dos hemisferios, es decir, las funciones mentales están distribuidas sin localización en la totalidad de los dos hemisferios.
          En segundo lugar, tenemos las funciones específica del hemisferio izquierdo; en tercer lugar, que las funciones específicas se dan en el hemisferio derecho. En cuarto lugar, el estudio sobre el papel relativo de los dos hemisferios, se desprende de la noción de una sistematización funcional y más homogénea del hemisferio izquierdo.
          En quinto lugar, también se ha observado la dominancia cerebral en el zurdo que presentan lesiones en las regiones posteriores de los hemisferios, lo que muestra que no es posible admitir más una correlación formal entre preferencial manual y dominancia hemisférica.
          Se ve también que la preferencia manual parece poner de relieve numerosos factores tales como una determinada estructura hereditaria, una posición social. Un aspecto importante de estos estudios, es que esto podría ser explicado desde una ontogénesis de la lateralidad, es decir de los procesos evolutivos del ser humano y herencia.
          Aquí puede destacarse que el número de diestros se eleva netamente con la edad. Es decir, la preferencia manual hace su aparición a una edad en la cual las influencias del medio ambiente han podido intervenir.
          Numerosos autores han estudio este tema y han sacado conclusiones que a veces pueden oponerse entre ellas. Lo cierto es que el problema de la herencia de la zurdería ha dado lugar a más afirmaciones simples que a verdaderos trabajos.
          En todo caso, los autores concluyen que no se han observado ni absentismo, ni rendimiento inferior a los diestros. Y que por el contrario, parece que la preferencia manual izquierda presenta ventajas reales a causa de una “equimanía” obtenida en la inmensa mayoría de los casos sin ningún problema secundario. En tanto, el zurdo está influenciado continuamente por el mundo que le rodea.
         

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