jueves, 28 de julio de 2011

Condiciones para un aprendizaje Significativo

       Charo Dávalos R.
        En el proceso de enseñanza‑aprendizaje hay que tener en cuenta lo que las niñas y los niños son capaces de hacer y aprender en un momento determinado, dependiendo del estadio de desarrollo operatorio en que se encuentre (según las teorías de J. Piaget [1]). La concreción curricular que se haga ha de tener en cuenta estas posibilidades, no sólo para la selección de los objetivos y de los contenidos, sino, también al momento de planificar las actividades de aprendizaje, de forma que se ajusten a las peculiaridades de funcionamiento de la organización mental del alumno.
         Pero además de su estadio de desarrollo, habrá que tener en cuenta en el proceso de enseñanza‑aprendizaje tal y como hemos visto líneas atrás, el conjunto de conocimientos previos que han construido los niños y niñas en sus experiencias educativas anteriores ‑escolares o no‑ o de aprendizajes espontáneos. El niño y la niña que inicia un nuevo aprendizaje escolar lo hace a partir de los conceptos, concepciones, representaciones y conocimientos que han construido en su experiencia previa, y los utilizarán como instrumentos de lectura e interpretación que condicionan el resultado del aprendizaje.

       Este principio ha de tenerse especialmente en cuenta en el establecimiento de secuencias de aprendizaje y también tiene implicaciones para la metodología de enseñanza y para la evaluación.  Pues bien, para que el aprendizaje sea significativo, ha de cumplirse dos condiciones.
a)      En primer lugar, el contenido ha de ser potencialmente significativo, tanto desde el punto de vista de su estructura interna (significatividad lógica: no ha de ser arbitrario ni confuso), como desde el punto de vista de su asimilación (significatividad psicológica: ha de haber en la estructura psicológica del alumno, elementos pertinentes y relacionables).
b)  En segundo lugar se ha de tener una actitud favorable para aprender significativamente, es decir, los niños y niñas deben estar motivados, a fin de poder relacionar lo que aprende con lo que sabe.
         El proceso mediante el cual se produce el aprendizaje significativo necesita una intensa actividad por parte de los niños y niñas, pues deberán establecer relaciones entre el nuevo contenido y los elementos ya disponibles en su estructura cognitiva. Esta actividad, es de naturaleza fundamentalmente interna y no ha de identificarse con la simple manipulación o exploración de objetos o situaciones[2].
         Estos principios e ideas configuran la concepción constructivista del aprendizaje y de la enseñanza. Y como bien sostiene Mavilo Calero Pérez:
"...el desarrollo y el aprendizaje humano son básicamente el resultado de un proceso de construcción. Por ello, el constructivismo no es simplemente una teoría psicológica en sentido estricto, ni tampoco una teoría psicopedagógica que nos dé una explicación completa, precisa y contrastada empíricamente de como aprenden los alumnos y de la que pueda resultar prescripciones infalibles sobre como se ha de proceder para enseñarlos mejor. He allí la necesidad de un docente creativo, y no sujeto a los lineamientos de un programa..."[3]
         La clave pues, no se encuentra en si el aprendizaje escolar ha de conceder prioridad a los contenidos o a los procesos, sino en asegurarse que sea significativo. Si el nuevo material de aprendizaje se relaciona de manera sustantiva con lo que ya saben, es decir, si es asimilado a su estructura cognitiva, nos encontramos en presencia de un aprendizaje significativo. Caso contrario, nos encontraremos en presencia de un aprendizaje repetitivo, memorístico o mecánico.


[1]       PIAGET, Jean. Op. Cit.  pp.61-93-
    [2]    NISBET, J. y SHUCKSMITH, J. Estrategias de aprendizaje   pp. 31-33.
    [3]    CALERO PÉREZ, Mavilo. Estrategia de educación constructivista. pp. 12-13.

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