jueves, 12 de abril de 2012

Fundamentos de la Educación Inicial

Alcances
Charo Dávalos R.
De acuerdo con nuestro DCN 2009[1], la Educación Inicial atiende a niños y niñas menores de 6 años y se desarrolla en forma escolarizada y no escolarizada. Promueve prácticas de crianza con participación de la familia y de la comunidad, contribuye al desarrollo integral de los niños, teniendo en cuenta su crecimiento social, afectivo y cognitivo, la expresión oral y artística, la psicomotricidad y el respeto de sus derechos. El Estado asume el compromiso y responsabilidad de atender sus necesidades de salud y nutrición a través de una acción intersectorial. La Educación Inicial se articula con la Educación Primaria asegurando coherencia pedagógica y curricular.
Precisamente, el II ciclo considera el período comprendido entre los tres a los cinco años. Se estima que en torno a los tres años los niños y niñas han alcanzado un desarrollo evolutivo que les permite participar más independiente y activamente de una mayor cantidad y variedad de experiencias educativas, integrándose a grupos más grandes o con niños mayores, que favorecen el logro de nuevos aprendizajes.  Se produce un cambio significativo en sus necesidades de aprendizaje debido a una mayor autonomía en relación con los adultos, capacidad de integrarse con otros y expansión del lenguaje. En esta etapa, niñas y niños han logrado mayor dominio, control y coordinación sobre sus movimientos y una mayor conciencia acerca de las características y posibilidades de su cuerpo, lo que les permite sentirse más seguros y confiados. El desarrollo de su pensamiento les permite establecer relaciones lógico-matemáticas y desarrollar significativamente la capacidad de comunicación en diversos lenguajes; habiendo logrado diferenciarse y avanzar significativamente en la construcción de su identidad, lo que les permite ampliar y diversificar sus relaciones interpersonales.
La interrelación con las personas significativas (padres de familia y otros adultos) es un proceso vincular y cargado de afectividad, donde las niñas y los niños aprenden con el otro. La finalidad es que el niño y la niña estructuren su personalidad teniendo como base un desarrollo integral y armónico, que se manifieste en el equilibrio entre cuerpo, mente, afectividad y espiritualidad, lo cual le permitirá enfrentar de manera exitosa las situaciones que se le presenten.
Para esto es importante ofrecer al niño un entorno que le bride seguridad, con adecuadas prácticas de crianza, que le ayuden a expresarse libremente. De esta manera el niño construirá su seguridad y confianza básica, para participar cada vez más y de manera más autónoma en el conjunto de actividades y experiencias que configuran sus contextos de desarrollo.
A través de la experiencia afectiva en su interacción social, los niños y las niñas construyen los vínculos afectivos con las personas de su entorno y se crea un sentimiento de pertenencia hacia su grupo familiar, así progresivamente, se integrarán con otros adultos y pares en actividades de juego y recreación, expresando sus sentimientos y necesidades y respetando las de los otros. De este modo, irán desarrollando capacidades y actitudes relacionadas con la convivencia social.
En la interacción social de los niños con las personas que forman parte de su medio, uno de los aprendizajes más importantes es la progresiva toma de conciencia del “otro” como un ser diferente, con características, necesidades, intereses y sentimientos en algunos casos similares, en otros diferentes y en otros antagónicos. Siendo una de las principales metas de la socialización infantil, aprender a respetar a los demás para ser respetado, en una relación de reciprocidad que implica la noción de justicia y el manejo de conflictos.
En este escenario, la regulación emocional es un proceso interno, que implica que los niños aprendan a estar vinculados con sus emociones y a la vez con el contexto grupal, con la posibilidad de postergar la satisfacción de sus deseos o impulsos hasta el momento adecuado (saber esperar, tomar turnos, respetar). Ello supone desarrollar ciertas habilidades sociales que incluyen actitudes hacia la interacción y comunicación: saber escuchar a los demás, prestar atención a lo que dicen y darse cuenta de lo que están sintiendo (empatía), para actuar o responder de acuerdo a esta percepción.
Paralelamente, entre los fundamentos de la educación inicial, se resalta el hecho que el maestro creativo debe estimular a los niños para que investiguen, descubran y experimenten, recompensándoles y alimentando su creatividad e inventiva espontáneas. Hemos podido advertir que el niño especialmente en la etapa de la educación inicial aprende a través del juego. El descubrimiento es el medio, la participación del método, y los conocimientos los objetivos de búsqueda.
Aprenden interactuando con las cosas, con otros niños y adultos, y así van construyendo una auto representación del mundo, pero en este camino de interrogación y respuestas también se enfrentan al mundo. Este conocimiento esta íntimamente vinculado con la vida, en esta aprehensión y comprensión surge la posibilidad de creación.
La educación inicial impartida en jardines maternales y de infantes constituye la primera etapa de institucionalización de la infancia, donde el niño acude a un ambiente diferente del familiar, en el cual es acogido (en un principio) por personas extrañas a su cotidianeidad. Su entorno se amplia y las posibilidades de acción se expanden buscando nuevos rumbos en búsquedas de aprendizajes e interacción con el mundo. Y como señala Piaget (1984), “Un educador creativo, es aquel que motiva al niño a poner en juego todo tipo de indagaciones, lo escucha activamente, se constituye en guía, en la persona que lo acompaña y lo alienta en su curiosidad y descubrimientos”. ([2])
Hay que tener en cuenta que el niño pasa de un pensamiento altamente egocéntrico, intuitivo y concreto a otro más descentralizado, analítico y abstracto; este proceso no se da de manera inmediata, ni espontánea sino que corresponde a una génesis, a una evolución. ([3]
Por consiguiente, el carácter educativo de este ciclo permite sentar las bases del desarrollo cognitivo y social posterior para prevenir el fracaso escolar; por ello es importante incrementar el acceso a Educación Inicial y compensar las desventajas que presentan los niños de entornos desfavorecidos. En este ciclo se busca que desarrollen capacidades comunicativas, que les permitan afianzar el proceso de adquisición de su propia lengua y de su acercamiento a otras lenguas (materna y una segunda lengua). Así mismo, que desarrollen experiencias afectivas, sociales, culturales y de convivencia que contribuyan a su desarrollo integral, y al logro progresivo de una mayor autonomía personal a fin de aplicar lo aprendido a situaciones de la vida cotidiana.


[1]           MINISTERIO DE EDUCACION. Diseño curricular Nacional de EBR. 2009. Lima.
[2]           PIAGET, Jean. (1984) La Función Semiótica o Simbólica.  Pág.  35
[3]           Op. Cit. Pág. 38

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